A veces la presentación de un libro tiene unos efectos colaterales inimaginables ni tan siquiera para el autor. Incluso cuando se trata de la publicación primeriza de una pequeña población ya que los objetivos más habituales planteados son los de profundizar en el origen histórico, recoger la tradición oral, reunir la escasa documentación escrita o las fotografías del pasado reciente, y, todo ello motivado por el gran apego hacia el terruño que le vio nacer. Todo esto es lo que ha conseguido el profesor Juan Rodríguez Titos con su último libro titulado 'Laborcillas'. Eso y mucho más, pues ha servido para poner en marcha una propuesta de encuentro el próximo mes de agosto de todos los nacidos o vinculados con esta localidad.
«A raíz de la publicación del libro se nos ocurrió que, además de los que estuvieron en su presentación pudiéramos reunirnos el próximo verano todos los laborcilleros y laborcilleras que podamos ya que puede resultar bastante emocionante y servir para revitalizar el pueblo que está desapareciendo por el dañino éxodo rural», indica este profesor e investigador, que ha dedicado 235 páginas al pueblo que le vio nacer. En este libro, además de ampliar en tres siglos la existencia de este pueblo situado en la parte Este de los Montes Orientales, a 22 kilómetros de Guadix y a 55 de Granada, recoge abundante información sobre las necrópolis del Cerro de Los Castellones y de Los Eriales. Asímismo, realiza un recorrido desde su origen en el cortijo de Las Laborcillas (s. XVI) hasta la actualidad, pasando por la explicación de su topónimo (de la palabra castellana 'labor', tierra dedicada a labores agrícolas, en diminutivo), al puente de la cañada de la Valenzuela, construido a finales del XIX por discípulos de Eiffel, el caso insólito de dos mujeres de esta población que desempeñaron en el siglo XIX puestos exclusivos de hombres como el de conductora de correo y alguacila o los túneles que se hicieron en la posguerra en el Cerro de las Bocas.
Por ser común a otros pueblos andaluces resultan de gran interés los capítulos dedicados a "los penosos años cuarenta" y la dañina plaga de la emigración de las siguientes décadas que ha hecho que un pueblo que llegó a contar con 748 habitantes en 1957 hayan quedado reducidos a los escasos 170 de derecho de la actualidad, aunque en realidad no llega al centenar.
También hay un amplio espacio dedicado a los laborcilleros ilustres y las numerosas fotografías antiguas cedidas por los vecinos en las que se aprecian faenas del campo, diversiones infantiles, fiestas, etc.
Dar futuro a esta tierra
Por ello, a Juan le duele ver cómo va desapareciendo su pueblo natal y en varias ocasiones reclama una mayor atención por parte de las instituciones públicas y privadas «para que hagan lo posible por dar futuro a esta tierra». Ya en la propia presentación lanza una pregunta esperanzadora ¿No podríamos unir ideas y esfuerzos que tendieran a revitalizarlo?
El caso es que un nutrido grupo de asistentes al acto de presentación y el autor han decidido ponerse manos a la obra y comenzar por la convocatoria de un encuentro a celebrar el próximo verano.
Antonio Arenas, Ideal, 30-12-2007